Prestar dinero a la familia y a los amigos puede parecer un gesto de generosidad y solidaridad, pero también puede traer problemas y conflictos. ¿Por qué? Porque el dinero puede afectar las relaciones personales, generar expectativas, resentimientos y decepciones.
Cuando prestas dinero a alguien cercano, es posible que esperes que te lo devuelva en un plazo determinado, que te agradezca el favor, que te dé prioridad sobre otros gastos, o que te consulte antes de hacer una compra importante. Sin embargo, la otra persona puede tener una visión diferente, y pensar que no tiene prisa por pagarte, que no tiene que darte explicaciones, o que no te debe nada más que el dinero.
Esto puede generar malentendidos, discusiones y tensiones, que pueden deteriorar la confianza y el afecto entre ambos. Además, puede crear una situación incómoda, en la que uno se sienta culpable o avergonzado por pedir o recordar el pago, y el otro se sienta presionado o juzgado por no poder o querer pagar.
Por eso, si vas a prestar dinero a la familia o a los amigos, debes considerar que es un regalo, y no esperar nada a cambio. De esta forma, evitarás crear una deuda emocional, y podrás mantener una relación sana y sincera. Si la otra persona te devuelve el dinero, será una grata sorpresa, y si no lo hace, no te sentirás defraudado ni ofendido.
Prestar dinero como un regalo también implica que debes hacerlo solo si puedes y quieres, sin comprometer tu propia estabilidad financiera, ni sentirte obligado o manipulado. No debes prestar más de lo que puedes perder, ni esperar que te lo devuelvan para cubrir tus propias necesidades. Tampoco debes prestar dinero por culpa, lástima o miedo a decir que no.
En conclusión, prestar dinero a la familia y a los amigos puede ser una forma de ayudarlos, pero también puede ser una fuente de problemas. Por eso, antes de hacerlo, debes pensar si puedes asumir el riesgo de no recuperarlo, y si estás dispuesto a renunciar a cualquier reclamo o exigencia. Si vas a prestar dinero, hazlo como un regalo, y no como una inversión. Así podrás preservar tu tranquilidad y tu relación.
Emprendé bien 